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From Paris With Love...

Hace mucho tiempo, en un país muy muy lejano… ¿parece un cuento verdad? No lo es… les vamos a contar la historia real de dos aficionados por la destilación que se volvieron unos “Cracks” a la hora de hacer whisky… Todo empezó en 1914, cuando se prohibió la destilación de cualquier bebida alcohólica en los muros de Paris. En ese entonces se fabricaban muchos destilados de manera clandestina en los sótanos o trastiendas de los inmuebles de la capital francesa. Además de causar un autentico revuelo entre comerciantes, importadores y fuerzas del orden, no era extraño que de pronto, explotara una tienda o se incendiara un edificio. Es por lo que finalmente la alcaldía decidió prohibir definitivamente cualquier intento alquímico, ya sea para fabricar alcohol como bebida, o perfume. Hasta que el 22 de enero del 2015 Sebastien y Nicolas Julhés iniciaron un nuevo capitulo en la historia de los destilados parisinos, pero también en la historia del whisky.


Estos dos fanáticos, locos por la destilación y los aromas abrieron la única destilería de Paris en el 54 Rue du Faubourg Saint-Denis. De hecho, es una micro destilería que lograron abrir al recaudar 40,000 euros con una campaña de Crowdfunduing y que les sirvió para fabricar una Alambique Holstein de cobre a la medida, en Alemania. Así es, este “aparatito” cabe en apenas 20m2. A la antigua usanza o recordando esas destilerías que usualmente existían en las edificaciones parisinas.


Paris es una de las ciudades más cosmopolitas del mundo. Un encuentro poco probable entre culturas y tradiciones de los 5 continentes y con ello un cruce sensacional de ingredientes, aromas y sabores provenientes de lugares que para muchos siguen siendo desconocidos. Esta es la inspiración que llevó a los hermanos Julhés a crear su proyecto. No se trata de una fabrica de destilados, se trata de un espacio de experimentación en el que destilan casi todo lo que les pasa por las manos. ¡Perfumes, ginebras, vodkas, rones, whiskies y hasta agave destilan!


Nos interesa particularmente probar el primer single malt parisino. Para lograrlo mezclaron diferentes tipos de cebada con temperaturas y tiempos de secado variables. La fermentación dura entre 250 y 300 horas lo cuál es extraordinario ya que en un whisky común, la fermentación no suele durar más de 70 horas. Podemos esperar un whisky muy fresco, floral y afrutado. La destilación se realiza en el alambique Holstein de manera cadenciosa para no lastimar al líquido. El añejamiento es de 3 años en barricas de "Seguin Moreau" una de las tonelerías más importantes del mundo, pronto también hablaremos de ellos. Se trata en realidad de un aguardiente de cereales que busca el equilibrio perfecto entre malta y madera.

Sin duda alguna tenemos que probarlo.


Santé!




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